8M ¿Qué espacios y logros se han alcanzado?

 El 24 de abril de 2016 surgió la Primavera Violeta, manifestación feminista más concurrida en la memoria actual del país, reunió mujeres de más de 40 ciudades de diferentes edades, clases sociales y preferencias política. El objetivo del movimiento era y sigue siendo la lucha feminista contra las violencias machistas, especialmente: 

• “Visibilizar el aumento generalizado de la violencia en México, particularmente la violencia contra las mujeres, 
• Combatir la impunidad en el tratamiento de los delitos de género, la ineficacia de la justicia y la “normalización” de esta situación.” Álvarez-Enríquez (2020).

El antecedente con más injerencia sobre la violencia hacia las mujeres se encuentra en Ciudad Juárez, en la maquila situada en la frontera entre México y EUA. Allí, se mostró el horror y los miedos hacia la muerte por los asesinatos de mujeres, preponderantemente jóvenes morenas, obreras y económicamente marginales que convirtieron ese espacio geográfico en una máquina feminicida según palabras de Sergio González (2012). 

Desde el 2016 hasta la fecha ha habido varios logros, entre los más destacados se encuentra el que los asesinatos de mujeres sean entendidos como crímenes políticos y no, necesariamente como crímenes sexuales. 

“Lo que produce una forma de resonancia e implicación es la composición de un cuerpo común: una política que hace del cuerpo de una el cuerpo de todas” Segato (2013), argumento base de las consignas más gritadas el 8M ¡tocan a una, tocan a todas! 

Otro gran logro, pero no suficiente, es considerar la violencia machista como problema social y no individual (Sundén y Paasonen, 2019). 

Con la utilización de medios de comunicación de masas el feminismo se ha hecho popular y alcanzable a un público mayor “estos feminismos, al ser populares, se desarrollan en un contexto de lucha, de resignificación de relaciones de poder donde unos significados luchan por imponerse a los otros” (Reverter y Medina, 2020, pp. 69-79). 

Actualmente, las acciones que las mujeres llevan a cabo en la calle representan una oportunidad para la lucha por la igualdad de género, a que “muchas mujeres jóvenes sin militancia en el feminismo se hayan sentido interpeladas y atraídas a decir y a hacer, a ser protagonistas de una nueva ola global de movilizaciones que adquieren la forma de constelaciones performativas claramente feministas” (Rovira-Sancho, 2018, p. 228).